Ambientación ✖

En el calor de la chimenea el Señor Tenebroso se encontraba meditando, pensando en el posible desenlace. Harry Potter estaba destruyendo los horrocrux. La idea de inmortalidad se desvanecía cada vez más, aunque no le gustaba admitir aquello. Los amigos de Harry Potter, esos que en estos momentos lloraban la muerte de los caídos, pero que aún así seguirían luchando.
— Ilusos — susurró mientras acariciaba a Nagini, su última esperanza. Siempre había amado a esa serpiente y de todos había sido su más leal sirviente, ella era la única cosa viviente con la que había creado un lazo. Pero una estúpida idea de resignación corrió por su mente: "Yo seré inmortal, nadie olvidará lo que ha pasado en Hogwarts. Seré conocido como el más temible de los magos oscuros". La idea no parecía tan mala, pero parecía una acción tan mundana, para aquellos que no aceptan ni buscan el éxito. De pronto pensó en James Potter y su esposa, Lily, pensó en como habían conseguido vengar su muerte... Su hijo. Un destello apareció en el rostro de Voldemort y sin pensarlo dos veces llamó a Bellatrix, su más valiente, leal y hábil seguidor. Bellatrix siempre había mostrado una devoción enfermiza por él, no del tipo de admiración que muchos tenían, sino con necesidad como amor... Pero él jamás le correspondería, el amor era lo que a muchos los llevaba al fin y a la locura, como a su estúpida madre. Bellatrix entró a la sala, con una sonrisa marcada en su rostro - una lunática sonrisa - y manchas de sangre en el rostro y ropa.
— Mi querida Bellatrix — dijo Voldemort mientras se acercaba a ella, con sus dedos rozando ligeramente las telas negras de su vestimenta caminando lentamente hasta su mejilla. Podía sentir como la respiración de Bellatrix se agitaba y como su mirada se posaba, sobre él, sorprendida. — veo que la contienda no a sido nada fácil —. Bellatrix tardó un poco en analizar la situación y con voz atontada contestó.
— Mi señor... — su mirada la miró suplicante y a la misma vez emocionada, como un niño hablándole a su padre de su primer logro — la sangre no es mía, es de esa asquerosa mestiza que se casó con el hombre lobo, — una mueca apareció en su cara —, Nymphadora —. Voldemort sonrió y se alejó de ella para posarse en el sillón. Las manos del señor Tenebroso se mantenían acariciando su varita, aquella desleal que ni con la muerte de Severus le respondía de buena manera. Bellatrix se quedó parada frente a él, como una fea estatua que no queda bien con el adornado. Voldemort le miró y lentamente dijo — Ganaremos la guerra, pero yo estaré más débil que nunca —. Bellatrix ahogó un grito, sus manos se aferraron a su boca y dejó que sus rodillas tocaran el suelo, avanzó como una serpiente hasta Voldemort y besando sus pies dijo: — Mi señor, ustedes jamás volverá a ser débil —. Pero Bellatrix no tenía ni idea de las cosas que Voldemort se había atrevido a realizar. — Bellatrix, necesito tu sangre —. La mujer alzó el rostro, pues no alcanzaba a comprender, no podía creer el gran honor que estaba a punto de recibir. Mauvais Sang, magia antigua, una poción tan poderosa y enfermiza que pocas personas se habían atrevido a realizarla. Tomó la sangre de Bellatrix y la de él, la vertió en un caldero combinándolo con carne de Bellatrix y un pedazo de su uña. Hirvió el contenido y un aroma a huevo podrido invadió la habitación, al fondo se encontraba Bellatrix alzando la cabeza para observar aquello que había en el caldero, Voldemort recitaba unas palabras, una poción vulgar. La poción de color rojizo calló en el suelo filtrándose en la tierra como una pequeña semilla que esperaba germinar.
— Sangre de mi sangre, hijo de la tierra — dijo con una sombra en sus ojos, observando el fruto que salía y poco a poco se transformaba en un montón de piel y una mata de cabellos negros. Bellatrix gritó, estaba horrorizada, ¿Qué podría ser aquella cosa tan fea? — Es mi hijo, y viviré en su cabeza como una conciencia, seguirá mi legado y tendrá la gloria que yo he tenido. —
El niño poseía la belleza pura de la madre y el padre, la mata de cabellos negros y ojos azules hacían que su blanca piel resaltara. Bellatrix tomó al niño con los ojos llorosos pues acababa de tener un hijo con Voldemort, tal vez no de la forma que ella querría pero al menos sus sangres permanecerían juntas con esa criatura que estaba destinada a seguir con el mandato de su padre. Voldemort rió — Todo a salido como lo esperaba —.


Después de que el niño que vivió destruyó aparentemente las fuerzas del mal los aurores se empezaron a confiar demasiado en su suerte, en que las fuerzas tenebrosas ya no regresarían al mundo mágico, pero estaban muy equivocados porque la misma sangre de Voldemort estaba entre ellos, mas que un simple lazo de sangre, el chico era la viva imagen de su "padre" y tenía su mente maestra, la diferencia era que entre él y su padre había una personalidad vacía, una personalidad secundaria la del mismo hijo. El pequeño a medida que crecía en fuerza e intelecto se empezó a dar cuenta de lo que era, esto lo asusto ya que era un chico bastante alegre, pero esa voz en su mente lo asustaba causando que fuera sombrío, el buen parecido lo había sacado de su padre, antes de que le pasara la gran transformación, todos los profesores antiguos no trabajaban en Hogwarts para verlo avanzar en los pasillos, o estudiar en las aulas por eso nadie lo reconoció como el hijo del mismísimo señor tenebroso.

A medida que al chico se le ponían pruebas el chico las superaba; a él como a su padre le empezó a nacer una gran curiosidad por las artes oscuras, aprendiendo a corta edad a hacer hechizos avanzados, creció sabiendo sus orígenes, pero no sabía para que lo habían creado, ¿cuál era su motivación? era fácil la respuesta, restaurar a los seguidores de su padre, el señor tenebroso, para derrocar al mundo del bien y ser el sumo gobernante de toda la tierra ya purificada de Muggles.

Mientras tanto esto pasa Harry Potter que ahora es el Jefe del Departamento de Aurores vive su vida como si la paz durará para siempre pero esta equivocado. Le han llegado informes de una supuesta reunión de mortifagos, pero Harry no hace caso, sólo lo ignora pues la cicatriz le ha dejado de doler. Pero existe una posibilidad de que la información sea cierta, mientras la identidad del nuevo líder oscuro sigue siento secreta a los ojos del mundo mágico ya que se encuentra en el lugar menos esperado, Hogwarts, infiltrado como un simple maestro de DCAO, el hijo de Voldemort es... Reed T. Kohl.

Los chicos de Hogwarts no sabe nada de esto pero Reed esta tramando reclutar a estudiantes ansiosos y purificados de cualquier sangre sucia, pero ahora las morales de los mortifagos han cambiado un poco, ahora no es por la pureza de sangre ni mucho menos, es por venganza, venganza que Voldemort necesita para limpiar su nombre como el mejor mago de todos los tiempos. El chico llamado Reed nació de un método artificial mediante una poción que el señor tenebroso se llevo consigo a su tumba, naciendo de una burbuja de tinieblas y envuelto en las manos de su madre, Bellatrix Lestrange, el chico fue abandonado en una familia purista adoptiva, ya que la muerte de su madre se había presentando dejando a Kohl sin nada. Esa familia no sabía lo que era Reed pero le enseño el odio hacía los muggles, rebajándolos a animales sin naturaleza superior y que estaban hechos para ser esclavizados, vivió en esa casa como un rey hasta que fue enviado a Hogwarts a los once años, y como era de esperarse el chico quedo en Slytherin, muchos se sorprendieron cuando hablo con una serpiente, no era raro, sólo era diferente. Creció y se hizo un mago poderoso y bueno en duelo ganando el torneo de los tres magos coronándose como el mejor de Hogwarts, sin duda el orgullo de su escuela. Se hizo profesor de DCAO en esa escuela sacando puros Extraordinarios en sus TIMOS y EXTASIS, además de muy buenas referencias, como profesor trata de ser amable, un poco lambiscon con la directora de la escuela, manteniéndose en un bajo perfil, aunque su plan esta elaborado y a punto de dar marcha.

¿A quién seguirás? ¿A el niño que sobrevivió o al nuevo y renacido Señor tenebroso?